IV Aniversario de la Bendición de Caridad y Consuelo. Felicitación a María por Aurora Zaballos Ruano.

septiembre 28, 2017 Unknown 0 Comments








Queridos hermanos el día 28 de Septiembre , como cada año tenemos una cita con nuestra madre de la Caridad y del Consuelo.

Este día reunidos por el Espíritu alrededor de María, nuestra Madre, queremos recordar la llegada de su imagen entre nosotros hace ya cuatro años. Desde aquel día, con filial cariño la tomamos de la mano y, en su compañía, nuestros corazones arden con su misma caridad para así ser consuelo para nuestros hermanos despojados de este mundo. A Ella acompañaremos en el Domingo de Ramos para hacer estación de penitencia junto a su Hijo, Nuestro Padre Jesús Despojado de sus vestiduras, que Ella nos acompañe siempre y, de modo especial, cuando nuestras fuerzas parezcan fallarnos.

A continuación os invitamos a orar con la oración realizada por Dª. Aurora Zaballos Ruano. El texto está acompañadas por fotografías de Dª María García Serrano.

FRENTE A NUESTRA ANGUSTIA
TU CARIDAD Y CONSUELO


En la cima del Gólgota, tres cruces apuntan
al cielo que se apaga.
A los pies del Nazareno en agonía
está la Madre,
de manos temblorosas,
mirada suplicante.
Recostada en el pecho del fiel amigo
que en la noche escuchó el latir divino Abraza recio el cuerpo vacilante
de quien somete al dragón con su calcañar
y tiene a la luna por escabel.
La Roca del Universo
Caridad y Consuelo.



En el postrero aliento, señala el Hijo
el momento del alumbramiento
celestial legado del Vientre intacto.
Recuerdan tus nítidas entrañas
el traspaso del rayo sublime,
el nacimiento etéreo
la paupérrima ternura del establo ,
los reales dones,
los pastores de rodillas
Luego, el desconcertante éxodo
la vida,siempre con sus vaivenes
Ahora el parto de los hijos de Eva
es de sangre y llanto,
fruto de benditos clavos y costado abierto.
Madre de todos los hombres,
hijos de María
que llegamos al balcón de la vida
en las entrañas de una madre en la tierra,
Ellas, las madres nuestras
por su cuerpo discurre el río que nos dio la luz,
al tibio calor de su regazo nos nutrimos
de sus labios piadosos conocimos Tu nombre
Sus besos y abrazos nos salvaron de las negras noches
Ellas, las madres.
Nos señalaron un lucero en el firmamento,
la Madre del cielo,
en oraciones de niños,
en las cuentas del Rosario.
Al correr de los años, las dos madres
nos alzaron del lodo
limpiando nuestras heridas
con fuerte dulzura infinita
apoyaron nuestros sueños,
dirigieron nuestros pasos.
Amor de la madre al hijo
que siempre es niño a sus ojos
que nunca crece demasiado para dejar de ser hijo.
Amor del hijo a la madre
Que en los surcos de su rostro añoso
aprecia más si acaso su hermosura.


La madre nuestra,
La Madre suya.
La pérfida noche se adentra,
y buscamos en ellas la luz del alba
¡Oh Virgen Poderosa!
Suspiran las estrellas del llanto
en el cielo de tus mejillas
vuela una paloma de blanco encaje entre tus dedos
y en tu pecho
se apoderan los suspiros
A tí suspiramos ,Señora
en este valle de lágrimas
días de dulces y amargas coordenadas
síntesis del alma.
Lloras Madre amable nuestro llanto
Y gozas también de nuestra risa.
De las voraces sombras,
Líbranos Señora
Llévanos a un puerto seguro
tras el airado envite de las olas.
Estrella de la mañana,
muéstranos el aquí y ahora
donde está el verdadero sentido
ni en otro mar ni río
ni en ayer ni en mañana.
Madre del Buen Consejo
que nos muestras la hermosura de la vida
para no malgastarla en huecos dramas
angustia febril por el mañana
encallados a la amargura del pasado
acariciando inquietos sueños
y conquistas imposibles
torturados por el peso y el paso de las horas
sin pararnos a gustar del cierto Ahora.
Ahora ,
es la vida que tenemos
No ayer, ni mañana
Esta es la vida
un constante Ahora de aquí al cielo
Madre del Mayor Consuelo
Cuántos suspiros te hemos costado
Cuantos desvelos y noches robadas
Y siempre volvemos a tu Dulce Nombre
que unge las llagas con aceite y nardos
En nuestras huidas, tu sutil mano
aviva  a seguir remando
en este  otoño estrenado
Duc in Altum, mar adentro,
entre arrecifes y escollos.
El tiempo del cielo,
no es el de la tierra
Comienza nuestro día en  la blancura de la alborada
la alegría de la aurora, el alzarse del sol
la gloria del mediodía.
Y  sigue el declinar de la sombra,
la tristeza del crepúsculo,
el terror de las tinieblas
Reina del Sol, para el cielo
empieza el día en lo oscuro
Primero la tarde
después la mañana.


El crepúsculo avanza a la  noche oscura
que camina firme hacia la luz
hacia el resplandor de la ardiente zarza
y la apoteosis del mediodía
Nuestra vida, nuestro a amor
nacen débiles y mortecinos
Y caminan hacia el Amor sin límites.
Se dirige nuestro camino
del ocaso a la luz
y no del alba a la noche
A tientas, sumergidos en la espesa niebla
somos un pobre grano de arena
en la playa del tiempo.
Barro alzado un instante en la orilla
para fundirse  al abrazo de la sinuosa espuma,
ceñidos al mar de tu clemencia,
desnudos de todo  peso inútil,
ingrávidos en tu presencia,
en el radiante  mediodía del retorno de  este destierro
serás , Caridad y Consuelo ,
la Puerta Grande del Cielo

AURORA ZABALLOS RUANO




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