El sueño se hizo realidad... Estación de Penitencia 2018

marzo 27, 2018 Hermandad 0 Comments



Texto : Mario Crespo
Fotografías: Javier García Serrano

483 días, ni uno más ni uno menos. 483 días separan el 25 de marzo de 2018 del 26 de noviembre de 2016. Aquella fría y lluviosa tarde de invierno en los salones de AVESAL los hermanos decidieron por unanimidad que el #SueñoAzul debía tener fecha de efecto. Todos los allí presentes registraron en sus corazones las palabras con las que el Hermano Mayor cerró el Cabildo; “Se aprueba por unanimidad el proyecto de misión. Si Dios quiere el Domingo de Ramos del 2018, María Santísima de la Caridad y del Consuelo se incorporará a la Estación de Penitencia”.

483 días después, se cumplía lo aprobado y soñado. Antes, muchas horas de trabajo, muchísimas. Silenciosas, desconocidas y alejadas de miradas han dado forma al sueño hasta convertirlo en lo que todos vivimos el domingo. El patrimonio humano de la Hermandad es inmenso. Sin ellos nada sería posible. Por todo ello ¡GRACIAS, GRACIAS Y MIL VECES GRACIAS!

La ilusión era enorme. Todo estaba preparado. La expectación en la Plaza de las Agustinas era máxima. Bullicio de día grande. En el interior del templo, recogimiento. Las emociones son casi incontrolables al poner la mirada sobre ellos. Un Domingo de Ramos más pero distinto, parece mentira pero allí están el Señor, el de la dulce mirada y su Bendita Madre esperando para cruzar el dintel de la puerta de La Purísima juntos por primera vez ¡Ahí es nada!

A la hora prevista Álvaro, muy bien escoltado, llama a la cofradía. Todo está listo. Salen los primeros nazarenos y el paso del Señor comienza a buscar la puerta. Cuando casi la está acariciando se detiene. Llama Oscar a sus hombres. Esta levantá va por ellas. Por las camareras. Cuatro ángeles que se han desvivido durante meses para que la Señora luciera esplendida -¡Al cielo!- Suena el Himno Nacional para recibir a Jesús Despojado. En un día tan especial no se quedó atrás el Señor. Majestuoso avanzó por la abarrotada Calle Compañía que una vez más lo arropó en su camino anual a la Catedral.

Cuando Jesús Despojado miraba de reojo la Casa de las Conchas, se cumplía el sueño. Poco a poco iba asomando el palio de María Santísima de la Caridad y del Consuelo que fue recibido entre aplausos y lágrimas por un pueblo que la esperaba ansioso. Antes, en el interior de La Purísima, el recuerdo para el compañero que falta. Tito a buen seguro disfrutó desde su balcón del cielo.
Bellísima la Madre de los despojados, cautivó a todos al verla bajo palio, sin terminar, más bien casi sin comenzar. No queda nada… pero ya se sabe pasito andao, pasito ganao y en ello estamos.
Cuando María se encuentra cara a cara con la Calle Compañía una lluvia de pétalos acaricia el palio. Mientras la otra lluvia, la que quiso asomarse sin estar invitada obligó a tomar precauciones y a recortar el camino de ida por la Rúa. No importó el cambio, la ciudad abarrotó igualmente las calles. No hay palabras para agradecer a Salamanca el cariño que todos los años muestra por nuestros Sagrados Titulares.

Ya en el interior de la seo, la razón de todo. Por primera vez realizamos Estación de Penitencia con María Santísima de la Caridad y del Consuelo. Un momento histórico y que quedará para la posteridad gracias a la rúbrica de todas las autoridades y representantes presentes en una orla realizada al efecto. Antes de comenzar el camino de vuelta, parada obligada en la capilla de Nuestra Señora de la Soledad, que nos recibe con los brazos abiertos.

Llega el momento de volver. La puerta del obispo se abre, la noche cae sobre la ciudad y este año todo de frente en busca de la revirá de Calderón de la Barca con Libreros. Emoción y recogimiento a la vez, la estampa que da Libreros y el paso por el Patio de Escuelas mágico. Las bandas se embriagan del momento y empalman una marcha con otra. Chicotá eterna, caen los kilos pero saben a gloria…

De nuevo en la Rúa, esta vez el giro es a izquierdas. Nada más entrar en ella una voz rota le canta al Señor. Avanza la cofradía y se abre un pequeño claro en las aceras en Juan del Rey. La gente se arremolina en Doctrinos. Nadie quiere perderse el momento. No se concibe ya un Domingo de Ramos sin pasar por ella.
Se hace el silencio, roto por la voz del capataz y el sólo de tambor. Los costaleros, obedientes, juntan los talones y poco a poco racheando libran la estrechez.

Esto se acaba. Último relevo y a afrontar la Plaza de las Agustinas. Avanza Jesús Despojado a los sones de La Expiración que guarda para el final “las gordas” se escucha entre el público. Paso corto, casi sobre los pies, no quieren los costaleros que esto se acabe pero poco a poco acompañado de una gran ovación el Señor entra en La Purísima.

Mientras, su Madre aguarda en un segundo plano aún en Doctrinos. Todas las miradas la buscan y cuando completaba la mitad de la plaza una mujer le canta a la madre, no le cabe más emoción al momento, o eso creíamos. Al terminar de cantar la saeta, los de Alba se arrancan con Sueño Azul ¡Casi nada!

El momento entrada indescriptible. Alegría por haber cumplido y vivido el sueño y pena de que se acabe ¡ojo! Por este año. Porque el sueño continúa. El despertador que ha supuesto este 25 de marzo nos anima a seguir trabajando, a seguir poniéndole ilusión, amor, cariño y empeño. Los cimientos están,  ahora toca levantarlo y seguir soñando…

































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