Testimonios de la Estación de Penitencia: Natalia Dudes

mayo 08, 2018 Hermandad 0 Comments


Una mezcla de sensaciones me acompañan camino de la iglesia, un montón de nombres se agolpan en mi interior, hermanos que hoy caminan conmigo pese a la distancia. Es momento de cumplir ese sueño azul tan vivido en nuestra Hermandad este tiempo atrás, meses de misión con nuestra madre por diversos lugares, encuentros con los rostros sufrientes de nuestra ciudad.

Nervios, lágrimas, abrazos y emociones se viven en el salón mientras nos preparamos para nuestra estación de penitencia. Seguidamente caminamos hacia los pasos donde están colocados nuestros titulares, breve oración y comienza la exposición del santísimo en el altar.
El silencio nos acompaña en este momento y todos unidos confesamos nuestra fe. Suena la puerta y miro a mis hermanos que con su cirio acompañaran a Jesús y a María en su camino hacia la catedral, todos ellos son cirineos de los más pequeños. Rostros emocionados y lágrimas cuando sale nuestro paso de Jesús Despojado, ir delante de él me lleva a dar gracias por todos los rostros que me regala para servir cada día, a contemplar el dolor y a tener presente a quién me lo pidió.
No alcanzo a ver lo que sucede metros atrás, solo oigo los compases de la banda de música y mi corazón palpita es el momento más especial de este año para muchos hermanos, ella irá repartiendo consuelo a todos los que se lo pidan, camina con el amor de quien la mece.

El único momento en el que puedo contemplar tu rostro es en la catedral, frente a tu hijo te detienes. Es momento de agradecer a los padrinos su presencia. Ya de vuelta puedo sentir que es un regalo caminar delante de ti, sigo trayendo a la memoria razones por las que agradecerte. Una vez que entran los pasos en la iglesia, brotan los abrazos más sinceros y muchos ojos se humedecen. El sueño se ha hecho realidad pero seguimos en misión, seguimos caminando para servir a los pequeños, estamos llamados a ser consuelo y cirinieo en nuestra vida.

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