Testimonios del Domingo de Ramos: José Ángel Nava.
Testimonio
del Domingo de Ramos 2018
Por José Ángel Nava
¡Despierta! Jesús Despojado camina hacia la Catedral y ha
dejado un ligero silencio entre la multitud. En la Plaza de la Agustinas ya
huele a incienso y se respira un cierto aroma de expectación. Es Domingo de
Ramos y María Santísima de la Caridad y del Consuelo está a punto de cruzar las
puertas de La Purísima por primera vez. Es un acontecimiento histórico para la
Semana Santa de la ciudad y he tenido el honor de ser el cartelista que lo ha
anunciado. Por eso, es un día especial para mí.
Me encuentro feliz,frente al plateresco Palacio de Monterrey, como es
tradición, rodeado de mi familia y entre la gente de mi ciudad.
¡Despierta! Ya siento el olor a la cera, ya veo las filas de
nazarenos acercarse y los ciriales ya ocupan su lugar en la calle. ¡Atención!
La llegada del paso es inminente, el sueño azul ya está aquí. Empiezo a
escuchar el cimbrear de las bambalinas, el racheo de los costaleros y se
divisan a lo lejos los primeros varales entre una nube de incienso. El corazón
parece salirse del pecho y la emoción me invade. Las maniguetas marcan el ritmo
y el resplandor de la candelería comienza a iluminar de una forma sublime el
ágora recoleto. El paso sigue su camino y los primeros rayos de sol dan luz al
rostro de la virgen como si de la Inmaculada de Ribera se tratase.
¡Despierta! María Santísima de la Caridad y del Consuelo ya
está en la calle. Con la respiración entrecortada y desde lo más profundo,
esbozo el primer ¡Guapa! que rompe el silencio en aplausos de los aquí presentes.
Y es que ésta es la devoción de verdad, señores… la que te erizada la piel, la
que te anuda la garganta, la que hace parar el tiempo.Como sacada de un cuadro
allíestá ella, sobre una marea de capirotes, tan azul como el cielo y tan delicada
como la cera.
¡Despierta! Suena “Sueño
Azul”,acordes que día tras día han inspirado mi trabajo. Y es en este mismo
instante cuando me emociono por haber
tenido la suerte de ser heraldo de tan bello momento.Mi mente recuerda el día
en el que, sin previo aviso, el Hermano Mayor me dio la noticia… ¡Yo sería el
cartelista del año 2018! No podía creérmelo. Desde el principio sentí mucha
responsabilidad pues era para mí un reto profesional y sobre todo a nivel personal.
Y ahora me encuentro aquí, viviendo lo que tantas veces he imaginado mientras
pintaba “La Caridad de María” y aún
parece que estoy soñándolo.
¡Despierta! La euforia de los aquí presentes deja paso de
nuevo al silencio, el palio se posa frente al palacio, que aún llora la
ausencia de su duquesa y mira con orgullo a su hermandad. Ahí está, mírala,
parada a lo lejos y… no, creo que no soy consciente, el día ha llegado y está
pasando; La Virgen de La Caridad y del Consuelo está en Salamanca. Camina con
señorío, acompañada de sus nazarenos y no puedo evitar recordar a tantos
hermanos, que aparte de valorar mi trabajo, han sabido darme su cariño ¡GRACIAS!
“Sois un ejemplo de unión, corazón y buen trabajo”.
¡Despierta! Suena el llamador y a la voz del capataz: ¡A ésta
es! La virgen asciende al cielo. Suena “Macarena”
de Abel Moreno y con los varales al viento comienza una nueva chicotá. Al
compás de tambor se va acercando al lugar donde me encuentro. Miradas cómplices
con mi familia hacen que presienta que el momento cúlmen está a punto de llegar
y ellos saben que es muy importante para mí. Miro hacia arriba y nuestras
miradas por fin se cruzan y mi corazón no deja de palpitar. Un instante
fugaz y eterno a la vez, que se ve
eclipsado por su belleza, su luz, su dulzura, su caridad, su consuelo…
¡Despierta! Acaba de pasar por delante para adentrarse en el
corazón de la ciudad. Se aleja como un barco en el mar, camino de la Catedral. El
capataz ordena una nueva levantá, la banda deleita con“Pasan los Campanilleros” y una lluvia de pétalos inunda el palio,
¡qué bonita eres!Con la dulzura que desprendes, vas avanzando por nuestra calle
más cofrade, la de la compañía, que te acoge entre aplausos y vítores. Caridad
y Consuelo ya eres la reina del domingo de ramos, la reina de los salmantinos.
¡Despierta! Aún no creo ser consciente de lo que mis ojos
están siendo testigos. ¡Date prisa, despierta! Nuestra Señora se aleja buscando
las torres de La Clerecía. Déjame costalero, déjame acompañarla un ratito más…
La estampa es tan bella, tan idílica, tan perfecta que parece un sueño. Un
“Sueño Azul” del que dudo, pueda despertar…
Aunque para ser sinceros, el sueño no termina aquí, sino que acaba de
comenzar…
Agradecer a Álvaro Gómez, hermano mayor y demás hermanos por
confiar siempre en mí y dejarme pertenecer a este sueño. También por darme la
oportunidad de expresar en estas líneas los momentos más especiales del domingo
de ramos, de mi particular sueño azul, y todo lo que ha significado para mí.
¡Gracias!