Formación: QUINARIO.
Queridos
hermanos y hermanas.
Hoy
comenzamos el Quinario en honor a Nuestro Padre Jesús Despojado. El tiempo de
culto central de la Hermanad en cuaresma , todos estamos llamados y convocados
por el Señor a vivirlo con fe y con devoción. Debemos de marcarlo como una
prioridad en nuestra vida, como miembros de una Hermandad debemos de acudir a
los cultos centrales, y vivirlos como día grande. Si queremos vivir con
profundidad la Estación de Penitencia debemos de preparar nuestro corazón y el
Quinario es una oportunidad.
Nos
vemos a las 20:00 en San Sebastián
¿QUÉ ES UN QUINARIO?
No
olvidemos que el culto está en la raíz
misma de la hermandad, es su fin primordial, sin olvidar la caridad, la
formación y la catequesis de sus miembros. Vamos, ahora que estamos
culminando esta intensa época cultual, a hacer una reflexión sobre el sentido
de uno de los ejercicios de culto más generalizado: los quinarios.
Dentro
de los cultos que las hermandades dedican a sus titulares, en la Cuaresma,
destaca el quinario, generalmente dedicado
a las imágenes cristíferas, aunque no en exclusiva. El quinario es
un culto perteneciente al ámbito de la religiosidad
popular, por lo cual no se puede considerar como acto litúrgico.
En
primer lugar decir que los quinarios –cinco días– parecen hacer referencia a
las cinco llagas de Cristo, de ahí su duración, nombre y especial dedicación a
las imágenes cristíferas. En siglos pasados, la celebración del quinario tenía
un carácter penitencial y misional:
durante cinco días, los cofrades se preparaban, mediante ejercicios de piedad,
meditación, escucha de la Palabra de Dios y sermón, para culminar con el día
más importante: la Función Principal de Instituto, en la cual sí que se celebraba la misa y se hacía
ejercicio de comunión general. Así pues, para
el ejercicio del quinario no hace falta la celebración eucarística. La
Hermandad de los Estudiantes de Sevilla así lo sigue haciendo: su quinario es
auténtico, con Liturgia de la Palabra, sermón –parte importante del quinario– y
adoración al Santísimo.
Por
eso, la llamada Función Principal recibía ese nombre: porque se celebraba
la eucaristía y los cofrades comulgaban. El ayuno eucarístico, hoy reducido a
una hora antes de comulgar, era en aquellos años muy penoso, ya que había que
guardar doce horas –desde la noche anterior–. La práctica de la comunión
frecuente no entraba en las prácticas religiosas del pueblo, debido a ese
riguroso ayuno previo, y las misas vespertinas eran inexistentes.
En
la actualidad, aunque las hermandades sigan celebrando quinarios, se ha perdido de hecho su primitiva estructura y
función. Muchas hermandades llaman
quinario a celebrar la eucaristía, eso sí, con rezo previo del rosario
la mayoría de las veces. Otras, tras el rosario, hacen el ejercicio del
quinario, que suele constar de oración, meditación breve, peticiones al titular
y poco más, siempre con prisa y en escasos minutos. Una ocasión perdida, ya que
el quinario si que es un acto de culto, no litúrgico, eso sí, pero
específicamente dedicado al titular de la hermandad, propio de esa advocación e
imagen.
La
eucaristía ocupa, prácticamente, todo el tiempo del quinario, ya inexistente en
muchas cofradías aunque lo sigan llamando así.
También
el concepto de Función Principal sufre esa evolución y ha perdido algo de su
sentido original. Si siempre se celebra la eucaristía, en rigor no puede
decirse de una eucaristía que sea más principal ni importante que otra.
Aunque
no se trata de volver a prácticas ya en desuso no estaría de más recuperar el
llamado “ejercicio del quinario” por
las hermandades que lo han perdido. Es una ocasión única para honrar a su
titular, dedicándole oraciones y meditaciones propias e individualizadas.
D.
Jesús Luengo Mena.